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Usurpación al peronismo

Actualizado: 4 sept 2018

Por Jorge Rulli



Además de que aparezcan por primera vez muchos empresarios "cartelizados", que el número de arrepentidos colaboradores crezcan o aumenten día a día, y que sea noticia relevante que el Pata Medina se tome a golpes de puño con algunos de sus compañeros de pabellón carcelario, las últimas declaraciones de Uberti acerca del tráfico de bolsos y de las valijas que se acumulaban con dólares en el dormitorio presidencial, han desatado la más exuberante imaginería popular y mediática. Reconozcamos que el escándalo lo justifica. El ex matrimonio presidencial parece haber producido varios récords Guiness en materia de corrupción y de apropiación de los bienes del Estado.


Lo que nos preocupa desde Trinchera son tanto las consecuencias del escándalo como sus implicancias en la conciencia del sector que pareciera insistir en identificar al kirchnerismo con el Peronismo. Por supuesto, que comprendemos a los que del otro lado alimentan la grieta e, inclusive, desde moralinas pequeño burguesas, retrotraen el escándalo de hoy a las infamias con que buena parte de los sectores medios justificaron su participación en la contrarrevolución de 1955. Nos pesa, en este marco de situación, tener que aclarar una y otra vez que vivimos bajo un ESTATUS LEGAL DEL COLONIAJE y que los negocios provenientes del endeudamiento exterior de la Argentina, aunque sean legitimados por las instituciones financieras internacionales, se equiparan o superan a la corrupción de la llamada década ganada.


Insistimos, no obstante, en que una no justifica la otra, aunque este gobierno no dijo expresar lo nacional y popular y menos aún el intentar dar continuidad histórica a la generación de los años 70. Lo repetimos una vez vez más: y tal como lo dijo G. Grobocopatel, "este no es un gobierno de la burguesía nacional, sino de representantes de emprendedores globales". A Grobo le parece bien, a nosotros nos parece espantoso. Quede claro. Pero también nos parece espantoso (más que espantoso, penoso) que un sector pobre de nuestra población, por contumacia y último resto de un oscuro sentimiento de clase, se abroquele en la defensa del delito kirchnerista, como quien se aferra a la rama que otro está serruchando. Por eso decimos muy fuerte que el progresismo kirchnerista nunca fue Peronista, que los muertos del 9 de Junio, o acaso Felipe Vallese y miles de compañeros que quedaron en el camino murieron soñando con un país mejor, no con un capitalismo de rufianes que traficaban bolsos de dólares a los paraísos fiscales a nombre del Pueblo. Si alguien esperaba otra cosa de Macri que lo que él hace o expresa, era un tonto, o un despistado; el que esperaba otra cosa de los Kirchner es claramente un defraudado y un traicionado. No es lo mismo. Estos últimos son los sepultureros del Peronismo, porque no es posible levantar ahora una bandera definitivamente enlodada por psicópatas que amaban las bóvedas y las cajas fuertes. Ese crimen no tiene perdón alguno.


Quebraron nuestra historia, quebrantaron la diacronía de un proceso histórico de liberación nacional por megalomanía y por su irrefrenable avaricia. El primero murió repentinamente cargando sus bolsones y ella alcanzó a refugiarse en el Senado, pero sufriendo la mayor incertidumbre y angustias ante quienes pretenden lapidarla. Por ahora, está segura junto a Menem y a otros, aunque es cuestión de tiempo que quede nuevamente expuesta ante el escarnio... ¿y nosotros qué? Humillados, avergonzados, aplastados por innumerables mercenarios y rufianes que pretendieron actuar a nombre del movimiento nacional, ¿cómo hacemos para levantarnos de nuestras vergüenzas?¿Cómo hacemos para retomar una historia de luchas nacionales en que la militancia vuelva a ser un servicio?


Cada vez que intentamos pensar sobre ello en estas páginas, surge un tonto que nos recuerda "Néstor es lo mejor que tuvimos". Ya no nos enojamos, pero aumenta nuestra pena. Son muchos los que se aferran al delito de los Kirchner como una última defensa, quizá porque se sienten corresponsables morales, ya que nunca quisieron enterarse de nada de lo que ocurría a su alrededor, porque les pareció bien cambiar socialismo por asistencialismo, les pareció positivo que la hija del comandante venezolano disponga de tres mil millones de dólares como fortuna personal, y que las riquezas de los hijos de Néstor sea igual de cuantiosa. Yo ya no sé si disculpan a Cristina o tratan de disculpar su propia medianía. No es el síndrome de Estocolmo, pero se parece. Comenzó hace mucho cuando inventamos un retrato de Evita, con la cabellera suelta y el traje de militante, y en algún boletín universitario se escribió que de no haber muerto por cáncer, ella habría terminado rompiendo con Perón y adhiriendo a la tendencia revolucionaria. De la tragedia de los extravíos ideológicos llegamos casi cincuenta años después a los cuadernos de Centeno y las declaraciones de Uberti, el arrepentido. Un desastre, y no basta echarle la culpa a Mauricio a la Banda de Ceos que lo acompaña.


Hoy corre peligro la existencia misma de la Argentina, no sólo por la inmensa e impagable deuda exterior, sino porque el posible movimiento nacional se cuelga, no uno sino cien adoquines al cuello, intentando continuar respaldando a la banda de saqueadores que usurparon las banderas históricas del Peronismo.


Jorge E. Rulli, 16 de agosto de 2018

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